De Sun Tzu a las redes sociales, las claves del éxito de Massa en el debate
A una semana de las elecciones, el último debate presidencial puede estar moviendo el amperímetro de una elección que se presenta como muy apretada. La tentación con los debates es pronunciar esas cuatro palabritas que nos clarifican los hechos y nos ordenan las ideas: “fulanito ganó el debate”. En este caso, el fulano sería Massa.
Sucede que lo importante son los votantes. En esta instancia, de poco y nada sirve convencer a los convencidos, gustar a la militancia y hablarle a los propios. Los targets son los indecisos y en menor medida los votantes blandos. El debate debe ser visto y analizado con el tamiz de la estrategia de cada candidato para juntar esos votos claves que le den la victoria.
En el balance general Sergio Massa fue mejor, pero ¿le servirá su rendimiento en el debate para ganar nuevos votos?¿Perdió votantes Javier Milei, tal vez a manos del voto en blanco?
Con su performance, Massa colocó otro ladrillo más en la narrativa desplegada en las últimas semanas, según la cuál él es el único preparado para ser el próximo presidente de los argentinos. Y fue un ladrillo bastante sólido para esa narrativa.
Del lado de Javier Milei, la narrativa del cambio adoptada en esta segunda vuelta quedó deslucida gracias a la estrategia de ataque de Massa en el bloque sobre economía. Ese era el bloque donde Milei debía lucirse y donde Massa tenía todas las de perder.
Ese primer bloque sobre economía la campaña de Unión por la Patria lo ganó con el trabajo previo al debate. Un triunfo desde el bunker, donde entendieron que la principal debilidad de Massa era esa y que “no hay mejor defensa que un buen ataque”, como escribió Sun Tzu en El Arte de la Guerra, en el siglo VI A.C. Ese buen ataque fueron las famosas “por sí o por no”.
Pero no solo de estrategias milenarias se valió Unión por la Patria. La coordinación con las redes sociales del candidato, que salieron a hacer checking en tiempo real, mostró que estaban preparados para desmentir de inmediato al candidato de La Libertad Avanza. Las cuentas personales de Milei, en tanto, permanecieron inactivas todo el debate. Massa logró métricas mucho mejores porque hizo confluir las estrategias de arriba y abajo del escenario.
Antes del debate y teniendo en cuenta el nuevo formato, en nuestra última nota decíamos que una de las claves iba a ser la capacidad de hacer preguntas que arrinconen al adversario, y su contracara, la capacidad de salir bien parado de esa preguntas. La diferencia sustancial entre ambos fue que Sergio Massa estaba preparado para el nuevo formato, mientras que Milei parecía limitado al viejo, casi sin recursos para el mano a mano.
El punto débil de Massa pudo haber sido que, en su excelente manejo del mano a mano, tal vez se mostró un tanto frío y cínico. Esto se vincula con uno de los cuestionamientos que hace parte del electorado, según el cual el actual ministro de Economía hablaría de un mundo de fantasía o vendería promesas vacías. “El oficialismo es la continuidad con la ilusión de un cambio que no sabemos en qué consiste”, sentenció por estos días Andŕes Calamaro, cristalizando esa opinión. La credibilidad de Massa es uno de los temas de la elección.
En suma: la elección tendrá mucho que ver con los atributos personales. De una lado el interrogante central es si está capacitado. Del otro, si es creíble. Las olas que genera el post debate son desfavorables para el economista libertario: se impuso el frame acerca de quién está preparado para gobernar. El combatiente inteligente impone su voluntad al enemigo, decía Sun Tzu. Massa ganó el debate porque impuso su encuadre en un tramo de la campaña que está orientado a conquistar el voto de los indecisos. El domingo 19 veremos si la inteligencia de Unión por la Patria es suficiente para ganar.