La batalla final: Quién impresionó en el cierre del segundo debate

9 octubre, 2023 by

“Probablemente este minuto sea uno de los más importantes de mi vida”. Así comenzó Sergio Massa su minuto de cierre del segundo y último debate presidencial. Exagerado o no, los cierres son uno de los momentos más importantes de los debates, en donde el candidato le habla directamente a los electores y les pide el voto. Son, además, el gustito final con el que se queda la audiencia. 

Es fundamental la preparación de un buen cierre, y además una buena ejecución de ese cierre. Ese último minuto suele condensar los principales trazos discursivos. El debate de este domingo no fue la excepción. Hubo dos cierres que se destacaron del resto, uno para bien y otro para mal. Para bien Javier Milei. Y para mal Patricia Bullrich. 

Pero vamos por el orden que tuvieron al cierre. Myriam Bregman, la primera en cerrar, apeló al voto con convicción, al “no te resignes”. A esta altura no llama la atención que se proyecte así misma como futura opositora: “necesitamos enfrentar lo que viene, defender nuestros derechos e ir por más”. En líneas generales Bregman tuvo uno de los mejores desempeños del debate, con naturalidad y frases punzantes, pero siempre dentro de su estrategia limitada de quitarle algunos votos de izquierda o progresistas a Sergio Massa. 

Javier Milei fue el segundo en hablar y el que mejor lo hizo. Aunque el nuevo tono buscado por el libertario fue un tanto extraño, lento y ceremonioso, en ese minuto condensó de manera genial la narrativa de su candidatura, golpeando donde más le duele al resto y resaltando su principal fortaleza: el contraste con la casta. 

“Siento que la casta política aquí presente nos está tomando el pelo”, lanzó, poniéndose él mismo del lado de la gente y en oposición a los políticos tradicionales. “Este debate, como el anterior, termina siendo una pantomima irritante”, continuó, capturando el que sin dudas es un sentimiento extendido entre la audiencia en relación al debate. “Los políticos que hace 40 años se enriquecen y empobrecen a los argentinos de bien se citan para explicar por televisión cómo van a hacer para solucionar los problemas que ellos mismos nos han causado. Les debería dar vergüenza”.

Y se dio el lujo de cerrar con su eslogan de campaña, interpelando directamente a la audiencia: “Por eso les pido a los argentinos de bien que están mirando el debate que se pregunten, ¿ustedes creen que una Argentina distinta es posible con los mismos de siempre?”. 

Y si bien Milei leyó su cierre, no se notó tanto porque, primero leyó bien, y segundo tuvo los anteojos durante todo el debate. El caso de Patricia Bullrich fue el contrario, se puso los anteojos para leer su cierre. Bullrich cuando no estaba leyendo con la cabeza gacha, se dirigió, como durante todo el debate, siempre al mismo punto en el auditorio. En tanto que Milei cuando intervino lo hizo levantando la cabeza y mirando tanto a su izquierda como derecha, conectando con el auditorio, algo que se transmite en la pantalla. 

Bullrich no pudo evitar los problemas de dicción y algunos errores al leer. Pero lo peor del caso fue que, justo en el momento más importante del debate y donde es más necesario conectar, se puso a leer. Eso sintetiza el desempeño flojo de Bullrich en los dos debates, al punto de que buscaron en la lectura algo de seguridad para que diga sus líneas. 

Juan Schiaretti reforzó su contraste con “el fracaso” del macrismo y el kirchnerismo, y el “viaje a lo desconocido” que suponen las propuestas que “no se aplicaron en ningún lado del mundo”, en alusión a Milei. El gobernador cordobés se mostró firme pero para nada tenso en el cierre. También aprovechó para machacar sobre su clivaje interior versus ambacestrismo. 

Sergio Massa, que había estado bastante tenso en el primer debate, estuvo más relajado. Massa le habló directamente a algunos sectores: “Quiero hablarte a vos, que sos mamá y protegerte de esos que promueven la libre venta de armas”, y luego repitió la fórmula “quiero hablarte a vos” para hablarle a científicos, a pymes y trabajadores. El cierre de Massa tuvo un punto muy positivo en la imagen que generó al final: “Te pido que vayas a buscar la bandera argentina al cuarto oscuro”, una memorable forma de pedir el voto. 

Como sumatoria de los dos debates se puede decir que casi ninguno sacó diferencias. Si los buenos desempeños pueden marcar una diferencia, mucho más lo pueden hacer los errores y los malos momentos. En ese sentido, no hubo grandes errores que pudieran dañar alguna de las candidaturas. 

Con la obligatoriedad de los debates presidenciales a partir de 2016, Argentina está camino a una mayor profesionalización de estos, tanto en su producción como en la preparación por parte de los candidatos. Los pocos errores que hemos visto en estos dos debates obedece en parte a eso.

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