Características de la comunicación política de las nuevas derechas
Argentina ingresa al club de los países que son o han sido gobernados por la nueva derecha, también conocida como alt-right. Estos movimientos políticos se han expandido por el mundo y tuvieron como puntapié al sorpresivo ascenso de Donald Trump en Estados Unidos, allá por 2016.
Si bien no se trata de un grupo homogéneo, sino que más bien las experiencias en los distintos países han adquirido versiones diferentes, hay algunos patrones comunes a todas, y que precisamente nos permiten hablar de una alt-right.
En Argentina, los primeros días de transición de gobierno ya han dejado algunas muestras de las formas que adquiere la comunicación política emitida desde la nueva derecha. Incluso siendo gobierno, o estando camino a serlo. Una de esas muestras son los comunicados de la Oficina del Presidente Electo (OPE). En ellos, además de una estética dudosa, la correcta redacción pasa a un segundo plano. Subyace la idea de que no importa tanto si no está del todo bien hecho, porque en todo caso esa corrección es para las élites y los intelectuales.
Esto se relaciona con la narrativas antiestablishment de las derechas alternativas. Estas son primero que nada una respuesta alternativa al establishment político tradicional. Sus seguidores se sienten desencantados con la política y buscan una perspectiva que desafíe el status quo. El movimiento representa ese malestar y lo expresa en todo lo disruptivo de su forma de hacer política, incluyendo la comunicación.
Hay un desprecio hacia la corrección política, e incluso hacia la corrección encorsetada en general, desde lo estético hasta las formas. Desde la cabellera de los líderes hasta el trato hostil hacia la prensa, pasando por las formas de redactar un comunicado y realizar anuncios. Las derechas alternativas se diferencian permanentemente de la política tradicional.
Un rasgo central es el uso intensivo de las redes sociales. Estas están incluso en el origen de muchos de estos movimientos, que han sabido ocupar lo digital mejor que el resto. El uso intensivo de las redes sociales incluye necesariamente el manejo de los nuevos lenguajes digitales, como los memes, los stickers, videos y mensajes virales para amplificar los mensajes.
La presencia digital también se relaciona con otro de los rasgos, como es el uso de la ironía y el humor para comunicar sus ideas y establecer contrastes. La provocación se instala como una forma de captar la atención y diseminar nuevos sentidos de la llamada guerra cultural.
Por último, y no menos importante, la contradicción permanente también forma parte de la caja de herramientas comunicacional de las nuevas derechas. Frecuentemente las múltiples vocerías entran en contradicción entre sí, pero al final de cuentas el líder siempre termina siendo el agente ordenador que fija una definición sobre los temas.
Esto último colabora con un aspecto que va más allá de la comunicación política, que es la imprevisibilidad que plantea la derecha alternativa. En algunos casos por las características de los líderes, en otros por las contradicciones ideológicas o de interés de los grupos que conforman los espacios, lo cierto es que la imprevisibilidad forma parte del menú.
Todos estos rasgos van variando en intensidad y forma en los distintos emergentes a lo largo del mundo. En Argentina, con la presidencia de Javier Milei, estarán a la orden del día.