¿Fin de la grieta? Cómo las PASO 2023 están redefiniendo la política Argentina.
Las PASO 2023 fueron un cachetazo para las dos grandes coaliciones que dominaron la política Argentina durante casi la última década. ¿Qué balance se puede hacer de lo ocurrido?¿Cómo es la nueva topografía política argentina que emerge de las paso?¿Cuál va a ser la dinámica de la competencia política electoral de cara a octubre?
Lo más evidente ya ha sido dicho y repetido por todos: Javier Milei es la expresión del cansancio con la política considerada tradicional, con los “de siempre”. Es el voto contra el sistema político. Sin lugar a dudas ese es el principal elemento del fenómeno Milei. Pero hay además otros ejes del voto y que atraviesan la nueva topografía política que no deben pasar desapercibidos.
Javier Milei ha conseguido algo que no es tan frecuente en la política en ninguna parte del mundo, que es tener una masa de seguidores que incorporan sus ideas con entusiasmo, y las replican. El fenómeno todavía es prematuro y luce con poca corporeidad como para hablar de una militancia mileilista. Pero, en ese sentido ¿qué podría esperarse que construya un Javier Milei con estructura, con cargos y más recursos de los que dispone hoy en día? Hoy las elecciones en la Argentina necesitan de militancia, Y si bien lo de Milei ha sido una elección disruptiva, entre otras cosas por su forma de hacer política y de hacer comunicación política, no caben dudas de que regalaría una ventaja en caso de no fortalecer y organizar todavía más su militancia territorial -la virtual la tiene- de cara a lo que viene en octubre y posiblemente noviembre. Ese sentido el impulso del triunfo le juega completamente a favor.
La nueva topografía política Argentina ya no es más la de la grieta. Al menos no aquella grieta con dos lados bien definidos y dos actores políticos representando a ambos conglomerados de segmentos sociales. El esquema de tercios está atravesado, como decíamos, en primer lugar por la aparición de la antipolítica. No obstante ese sea el principal driver de ese 30% de Milei, también es cierto que Unión por la patria y Juntos por el Cambio sumados casi duplican el voto antipolítico. Es decir, en ese cálculo los políticos insiders le ganan a los outsiders y el voto a favor del sistema político le gana al voto anti-establishment.
Los tercios están atravesados también por un voto en clave oposición/gobierno. Desde esa perspectiva el discurso de Juntos por el Cambio la misma noche del domingo expresaba una realidad tan dura como un techo para UxP: la inmensa mayoría de los argentino votó por la oposición. Esa foto en clave continuidad versus cambio tiene también un fuerte componente económico. La pérdida del poder adquisitivo, las dificultades (o imposibilidades) de llegar a fin de mes y, en términos generales, la enorme incertidumbre generada por la inestabilidad económica. El gobierno pierde porque la economía va mal.
Esa lectura en clave económica está estrechamente vinculada al aspecto más ideológico del mileilismo. La narrativa construida por el libertario conjuga casta con el elevado gasto público y el déficit fiscal como causas de los males del país. En su diagnóstico Argentina siempre gastó más de lo que tuvo, generando las recurrentes crisis. “No podemos esperar resultados distintos si siempre hacemos lo mismo, no importa que sea con buenos o con malos modales”. Una narrativa simple y sencilla que va al hueso de una Argentina rota.
Este último elemento más ideológico, en el cual aparece el “gasto público” y la necesidad de achicar el Estado, nos lleva al último aspecto del voto en favor de Javier Milei y que es otro de los grandes ejes que atraviesan la nueva topografía. Progresismo versus conservadurismo, la cuestión cultural . Este clivaje resulta particularmente problemático en la competencia de octubre. Como se vio los primeros días de la semana pos PASO, la Libertad Avanza ha impulsado esta agenda con fuerza.
El eje cultural es particularmente incómodo para una Patricia Bullrich que ha quedado en el centro posicional. Juntos por el Cambio intentará mostrar que la Argentina necesita y quiere un cambio -tal como han expresado las urnas el 13 de agosto- y que ellos son la única fuerza capaz de llevar adelante ese cambio de manera correcta, con los pies sobre la tierra y sin riesgos innecesarios. La cuestión cultural, en cambio, es un tema que desde la perspectiva de JxC hoy está de sobra, incomoda y tiene el potencial de expulsar votos que en las PASO estuvieron contenidos por Larreta.
Unión por la Patria apunta, como quedó de manifiesto el mismo domingo, a polarizar con Javier Milei. Esa apuesta parece correcta en tanto el ganador de las PASO seguramente mejore su caudal de intención de voto en los próximos días y se posicione de manera aún más clara como el líder de la disputa. Y en esa estrategia de polarización la cuestión cultural es un elemento funcional para UxP. Al menos de cara a las generales, siendo cuestionable que sea una estrategia adecuada en caso de segunda vuelta.