¿Qué se juega el domingo? Cinco puntos sobre la campaña presidencial 2023
Este domingo 22 de octubre además de elegir presidente y vice en las elecciones nacionales se elegirán 130 diputados nacionales de todo el país y 24 senadores nacionales correspondientes a 8 provincias (Jujuy, Formosa, Misiones, La Rioja, San Juan, San Luis, Provincia de Buenos Aires y Santa Cruz).
Juntos por el cambio estará poniendo en juego 11 senadores y Unión por la Patria 10, en tanto Unidad Federal 2. En la cámara baja, Unión por la Patria renueva 68 bancas, Juntos por el Cambio 55 y los bloques provinciales 7. Con la irrupción de La Libertad Avanza -que incluso en el mejor de los escenarios sería una minoría en el Congreso- estas elecciones nacionales definirán el tablero político, por lo menos hasta las de medio término de 2025.
Aunque el Congreso será clave para la gobernabilidad, el plato fuerte de este domingo es, desde luego, la presidencia de la República. Acá cinco apuntes sobre lo que dejó la campaña presidencial 2023 y algunas pistas para saber hacia dónde mirar en caso de una segunda vuelta:
- El 13 de agosto cambió las estrategias de campaña de Juntos por el Cambio y de Unión por la Patria.
Era de esperarse un buen resultado de Javier Milei en las PASO, pero no que fuera el más votado. Aunque por un margen muy finito, esa diferencia en favor de La Libertad Avanza cambió la topografía política nacional (no así la subnacional).
En relación a lo que fue la campaña de las PASO, tanto Juntos por el Cambio como Unión por la Patria cambiaron sus estrategias de cara a las generales. El fenómeno Milei entró en el mapa político de una manera tal que ya no podía ser ignorado por las que hasta entonces se autopercibían como las principales fuerzas. Así, si en las PASO Milei y compañía fueron prácticamente ignorados por esas dos campañas, en las generales entraron en el radar. Del lado de Unión por la Patria el cambio fue más rotundo. Milei pasó a ser el principal contrapunto.
- Milei, una campaña disruptiva.
La campaña del libertario es disruptiva por varios aspectos. El menor de ellos es su gran presencia en redes sociales, apalancada en la preexistencia de un ecosistema liberal/conservador del que la campaña se sirvió para potenciar las cuentas oficiales y de apoyo. La Libertad Avanza no cuenta con la capilaridad territorial que sí tienen Juntos por el Cambio y Unión por la Patria y recién ahora comienza a mostrar una militancia realmente comprometida más nutrida. No hay publicidad de vía pública y tampoco folletería. “La campaña sin estructura” pasó a formar parte de la mística mileista.
- Milei tuvo que contener el daño de los propios, incluído él mismo.
Hay que ver hasta dónde las declaraciones polémicas y los posicionamientos ampliamente cuestionados realmente lo dañan. Esa será una de las claves de su desempeño electoral. No obstante, el caso del libertario es un claro ejemplo de cómo las personas pueden buscar un voto castigo aún cuando quien lo encarne tenga propuestas con las que no están de acuerdo e incluso los perjudican.
- Si hay unidad, que no se note.
El coqueteo de Mauricio Macri con Javier Milei marcó algunos días de la agenda de campaña y el frío respaldo de Horario Rodríguez Larreta recién se revirtió en las dos últimas semanas cuando compartieron escenario. Las urnas van a decir si fue demasiado tarde para la foto de unidad o si el apoyo activo (sobre todo de Larreta) en el sprint final marca una diferencia a favor.
Del lado de Unión por la Patria la ausencia del presidente Alberto Fernández fue tan notoria como esperable. El caso de Cristina Fernández de Kirchner, que también brilló por su ausencia, tiene que ver con las dos estrategias diferentes, una para las PASO, aproximada al kirchnerismo para consolidar el voto duro, y otra para las generales, con Sergio Massa con marca propia e incluso una agenda más al centro.
- El antikirchnerismo no es central en el proceso electoral de este año, pero puede terminar siendo decisivo.
En el desempeño de Unión por la Patria pesa más el hecho de ser gobierno (continuidad versus cambio) que la identidad kirchnerista. Esta última, no obstante, puede terminar inclinando la balanza negativamente para Massa, haciendo una transferencia de la negatividad del kirchnerismo e imponiéndole un techo en caso de segunda vuelta contra Javier Milei.
La campaña de Patricia Bullrich es efectiva en ese sentido, al anclarse en el antikirchnerismo. Eso, sumado a la identificación que Juntos por el Cambio ha logrado con una parte de la sociedad, le garantiza un piso. Si Bullrich pasa a una eventual segunda vuelta contra Sergio Massa (el escenario menos probable de todos) el discurso antikirchnerista le jugará a favor a la hora de atraer votantes de Milei. Pero en caso de que Bullrich pase a segunda vuelta contra el libertario, el discurso fuertemente antikirchnerista puede terminar siendo una piedra en el zapato para atraer votantes de Massa.
Las segundas vueltas suelen ser elecciones en donde el espanto pesa más que el encanto. En ese caso, los viejos clivajes de la ya casi extinta grieta jugarán sus cartas.