Macri y Milei y el juego del gato y el ratón
El PRO y La Libertad Avanza tienen todo para matchear, pero no matchean. El gobierno libertario bien podría haber tenido desde el arranque la seguridad de una coalición con el partido fundado y dirigido por Mauricio Macri, y el PRO bien podría ocupar lugares en el gabinete. Proximidad ideológica, electorado compartido y mutua conveniencia. Sin embargo la coalición no tuvo lugar.
Los acuerdos para ocupar cargos en el Ejecutivo nacional, que tienen a Patricia Bullrich como principal exponente, se dieron, según dicen en el PRO, como acuerdos individuales y no en el marco de un acuerdo partidario. Más abajo en el organigrama lo que se observan directamente son pases de militantes desde el PRO hacia las filas de La Libertad Avanza.
El tipo de cuestionamientos que han esgrimido los referentes del PRO al oficialismo también dan cuenta de las coincidencias: se critica las formas, algunas cuestiones puntuales, el entorno del presidente… pero se respalda el rumbo general. “Los argentinos eligieron el cambio”, el latiguillo de octubre 2023 todavía se repite.
Muchas coincidencias, pero sin embargo no hay matcheo. Es como una coalición que no coaliga, parafraseando a la ya histórica definición de Cristina Fernández de Kirchner en 2020. ¿Cuáles son los motivos de esta coalición que no fue? Aparentemente tanto Milei como Macri priorizaron mantener la autonomía.
Macri no se apresuró a “casarse” con Milei. Esa decisión preservó la autonomía del PRO, y con ella el poder del expresidente. No contraer matrimonio permite negociar, incluso coquetear con otros rumbos. En suma, preservar poder.
Pero si hablamos de negociación, entramos de lleno en el otro gran tema que hace a la falta de coalición. El oficialismo no ha sabido negociar, o no ha querido, de cara a la construcción de alianzas más o menos perdurables. “Hace ocho meses que nos vienen boludeando”, dijo Mauricio en un zoom del partido.
En la estrategia política del gobierno pareciera haber atisbos de la inmediatez propia de las redes sociales: todo para ahora, ya, consumo rápido y luego veremos. no parece haber trazos a largo plazo. No hay una estrategia global para el Congreso, sino que las negociaciones son caso por caso, ley por ley.
Otro posible motivo de la no coalición es que, si el proyecto libertario llegó para quedarse, el principal perdedor es el PRO. Desde esa óptica, más que aliados son competidores directos de un mismo segmento de la sociedad. Viéndolo así se puede decir que el conflicto podía ser más o menos solapado, más frío o más caliente, pero indefectiblemente iba a haber conflicto.
Milei y los suyos por momentos llevan a fondo el conflicto. Luego distienden. Hay un gran contrapunto ahí con su antecesor. Alberto Fernández careció de audacia, le faltó tomar riesgos. Osadía cero. Javier Milei es todo lo contrario, quizás el otro extremo. Habrá que ver qué logra construir con tanta osadía.
Continuando con las comparaciones, la relación Kirchner/Duhalde también tiene algún mensaje para dejar. Kirchner llegó gracias a Duhalde, de quien se distanció recién en 2005, con su gobierno bastante encaminado (consumo, empleo, crecimiento a tasas chinas…). Milei todavía no tiene espalda para confrontar abiertamente con el PRO y disputarle directamente a Macri el liderazgo de lo que va de la derecha al centro del espectro político.
Por lo visto, hay motivos para la coalición, y muchas coincidencias, como también hay motivos para la no coalición. Como sea, la coalición que no coaliga es casi como una mesa testigo de las intenciones y del poder de fuego de los libertarios: por el momento ni ganas de acordar ni posibilidades de enfrentarse abiertamente.