Biden versus Trump: los principales issues de la campaña
Tras el Supermartes, donde la oponente de Donald Trump en las primarias republicanas, Nicky Halley, decidió retirarse, todo indica que nos dirigimos hacia una repetición casi segura de la contienda Biden/Trump en noviembre.
¿Cuáles son las características principales de esta campaña electoral? Sin duda, la polarización emerge como el rasgo más destacado. El viejo bipartidismo entre republicanos y demócratas ha dado paso a una polarización mucho más aguda en cuanto al contenido y, sobre todo, en cuanto a la forma. Sin embargo, es posible que la polarización no termine definiendo la elección. Como siempre, son los estados pendulares y sus votantes los que resultan más decisivos.
Entonces, ¿cuáles son las principales variables del voto en estos estados? Las encuestas de opinión pública ya han delineado dos grandes temas. Uno de ellos es: ¿quién tiene mejores condiciones para liderar el país? En este aspecto, surgen las preocupaciones sobre la lucidez de Joe Biden por un lado, y las tendencias antidemocráticas de Donald Trump por el otro. Aunque gran parte del electorado ve en las acusaciones judiciales por el intento de golpe de estado una motivación política, esto llevará a que gran parte de la campaña se centre no en las propuestas, sino en las personas, con foco en el interrogante acerca de quién tiene más capacidad para liderar el país.
En este sentido, hay un contraste muy marcado entre el desgastado y anciano Biden y el septuagenario pero siempre enérgico Donald Trump. No hace falta más que observarlos unos segundos en el atril para notar las diferencias. El lenguaje corporal lo dice todo: por un lado, un Biden encorvado, rígido y con movimientos lentos, con los ojos semicerrados en un esfuerzo permanente por leer el teleprompter; por otro, Trump, con una postura más relajada y siempre transmitiendo un sentimiento de euforia. Trump irradia poder; Biden, debilidad.
Ser el indicado para ocupar el cargo también está relacionado con los valores. En cuanto a las acusaciones que pesan sobre Trump por el intento de manipular las elecciones de 2020, amplios sectores de la sociedad estadounidense ven en ellas una clara motivación política. Por eso, la pregunta es: ¿cuántos votantes podría perder en caso de ser declarado culpable? Biden hace hincapié en el tema de la democracia, pero es un arma de alcance dudoso en este contexto.
El segundo gran interrogante es: ¿qué gobierno sería mejor para el bolsillo de los estadounidenses? Hoy en día, Joe Biden tiene resultados positivos que mostrar en esa materia, pero que no estarían teniendo todo el retorno electoral esperado. Se observa un alto nivel de creación de empleo y una disminución del desempleo (por debajo del 4%), además de un buen crecimiento del PIB. Sin embargo, la inflación pospandémica, sumada a los efectos de la guerra en Ucrania y el aumento del costo de la energía, han llevado a la Reserva Federal (el banco central) a mantener tasas de interés altas, lo que tiene sus costos negativos.
Trump tuvo resultados económicos contradictorios. La guerra comercial con China sirvió más para cuestiones simbólicas que materiales (incluso perjudicó a la industria), y aunque se mantuvo una disminución del desempleo, la pandemia terminó por desordenar absolutamente todo. Un dato que no se puede pasar por alto en relación con las políticas económicas de ambos es que tanto Trump como Biden tienen un discurso que enfatiza el nacionalismo económico, todo un signo de estos tiempos de retroceso de la globalización.
Pero volvamos a las claves que terminarán definiendo la elección. Estados Unidos tiene la particularidad de tener el Colegio Electoral, un sistema que produce algunas distorsiones, como el triunfo de candidatos con menos votos populares. Este fue el caso de Trump en 2016, con cerca de tres millones de votos menos que Hillary Clinton, y de George W. Bush en 2001, quien obtuvo medio millón de votos menos que Al Gore.
En 2020, Biden ganó con un margen de 7 millones de votos populares, pero en el Colegio Electoral las cosas estuvieron relativamente parejas. El actual presidente se llevó 306 votos electorales, mientras que Trump obtuvo 232. Sin embargo, para ganar son necesarios 270 votos electorales, por lo que se puede decir que a Trump le faltó ganar en tres estados medianos para llegar al número mágico. Y aquí radica la gran cuestión para decidir las elecciones: los estados pendulares.
Los estados clave para el triunfo de Biden fueron Georgia, Wisconsin, Michigan y Arizona, cuatro estados donde el demócrata ganó por poco. Particularmente decisivo fue el triunfo demócrata en Georgia, estado que los demócratas no ganaban desde hacía décadas. Georgia representa 16 votos electorales. Fue en este estado donde ocurrió el incidente del presidente Trump llamando a la autoridad electoral local para presionar para que aparecieran 11.000 votos extras. Se trata del único estado del Sur profundo donde ganó el demócrata, y lo hizo principalmente gracias a los cambios demográficos de la ciudad de Atlanta que favorecen a los azules.
En Wisconsin, en la región conocida como el Cinturón de Óxido (los antiguos estados industriales hoy en decadencia), Biden ganó por menos de un punto porcentual, llevándose los 10 votos electorales. En Michigan, también del llamado Cinturón de Óxido, Biden ganó por menos de 3 puntos y se llevó los 16 votos electorales al ganar en los condados más poblados, aunque perdió en casi todo el estado. Se trata de estados donde Trump ganó en 2016 gracias a su discurso reindustrialista. Hoy son una gran incógnita.
Otro estado decisivo para Biden fue Arizona, en el suroeste, que pasó de ser rojo en 2016 a azul en 2020, con un margen muy estrecho, y llevándose 11 votos electorales. Otro estado que suele ser decisivo es Florida. Siendo un estado pendular que generalmente acompaña al ganador, es decir, el que gana Florida suele ganar las elecciones generales. En 2020, Biden perdió por poco allí, pero las encuestas actuales muestran que Trump estaría ganando con comodidad. Los años recientes indican que Florida podría estar pasando de ser un estado pendular a uno rojo (republicano). Se trata de uno de los grandes estados, con 29 votos electorales, por lo que este cambio podría tener un gran impacto en la dinámica electoral estadounidense.
En resumen, entre los principales temas de la elección tenemos en primer lugar la enorme polarización que ha dominado al país. Además, una contienda centrada en los candidatos, con foco en el interrogante sobre quién tiene más capacidad para liderar el país, y en tercer lugar, la siempre presente variable económica. Estos serán los temas envueltos en las siempre cinematográficas campañas estadounidenses. Biden versus Trump, parte dos, sin dudas tendrá componentes hollywoodenses.