El discurso de Milei en Davos: encuadre de guerra para mostrar un país amigable a los negocios
El presidente argentino dio un discurso en el Foro de Davos en donde defendió al libertarismo y alertó sobre los peligros del colectivismo y el socialismo. Hablándole a los empresarios presentes, y a aquellos que estaban “mirando desde todos los rincones del planeta”, les dijo que tiene en él a un aliado inclaudicable en la Argentina.
El encuadre que Milei le dio a su discurso fue el de una coyuntura casi de guerra. “Estoy aquí para decirles que occidente está en peligro”, fue su primera frase luego de los saludos de rigor. Logrando impacto de entrada, luego Milei fue hacia el punto más polémico de su alocución. “Los principales líderes del mundo occidental han abandonado el modelo de la libertad”, dijo, en el foro empresarial más importante del mundo.
Esa afirmación es polémica porque puede haber resultado poco creíble en la audiencia presente, los empresarios. No es parte del marco mental del empresariado que sean ellos mismos, sin dudas parte de la élite mundial, responsables de que Occidente esté en peligro por haber abandonado las ideas de la libertad. Una desconección de esa envergadura entre lo que el emisor dice y la audiencia tiene preconcebido puede haber mal predispuesto al público desde el inicio del discurso.
Sin embargo, luego Milei se adentró en la narración de los hechos y la presentación de evidencias para sostener su mirada del mundo. Como es sabido, abundan en los discursos de Milei los datos y las explicaciones teóricas, algo que es bien acogido por los empresarios. Sin embargo, algunos datos pueden ser a simple vista de dudosa veracidad, como que Argentina fue el país más rico del mundo a fines del siglo XIX. La supuesta complicidad de los economistas neoclásicos con el socialismo, también hace ruido.
El presidente argentino también dejó estrechamente ligado el libertarismo a ideas más generales como la de libre empresa y defensa de la propiedad privada. Y fue ahí, cuando dejó de lado la batalla contra el fantasma del socialismo y la complicidad de las elites, posiblemente cuando más conectó con su audiencia. En eso sí hay un marco mental compartido que permite conectar al emisor con su audiencia.
Lo mejor del discurso vino hacia el final. Milei volvió sobre la idea de Occidente en peligro, pero habiendo conectado más en concreto con lo que le interesa escuchar al empresariado en términos de libre mercado. Sobre todo, -y esto es algo que tal vez tendría que haber estado también al inicio del discurso, para predisponer mejor al público- cuando Milei halagó a los empresarios: “Ustedes son benefactores sociales. Ustedes son héroes. Ustedes son los creadores del periodo de prosperidad más extraordinario que jamás hayamos vivido. Que nadie les diga que su ambición es inmoral. Si ustedes ganan dinero es porque ofrecen un mejor producto a un mejor precio, contribuyendo de esa manera al bienestar general”. A todo el mundo le gusta escuchar halagos.
En suma, el encuadre de su discurso desde la óptica de la guerra entre el capitalismo y el socialismo y, sobre todo, el responsabilizar a las elites de abandonar las ideas de la libertad puede haber hecho ruido entre los presentes. A favor, Milei se mostró como un aliado para hacer negocios en la Argentina y enalteció la labor de los empresarios. Pero, si el objetivo era vender al país como un destino favorable para las inversiones, termina siendo una incógnita hasta dónde lo logró realmente. Milei se mostró como un presidente un tanto impredecible, y eso socava la credibilidad del país.
Por último, para evaluar el verdadero efecto de su intervención en Davos, no hay nada mejor que el tiempo y lo que el paso de este termine dejando instalado. Los resultados dirán que pesó más; si lo poco creíble de la guerra al socialismo o la promesa de un gobierno favorable para las inversiones.