El gobierno Milei y el manejo de la agenda: entre el ajuste y las cortinas de humo
Pelea con Lali Espósito, cierre del INADI, declaraciones contra el aborto legal, y embates permanentes contra distintas figuras de la política: el gobierno de Milei logra crear permanentes hechos que atraen la atención y ocupan la opinión pública. Popularmente conocidas como cortinas de humo, estos factoides -concepto acuñado por Norman Miller, biógrafo de Marilyn Monroe- desvían la atención de los temas económicos que golpean al país.
Es opinable si se trata de una estrategia deliberada o no, pero ciertamente son hechos de segundo orden que a menudo tapan lo principal. En muchas ocasiones, una simple declaración sirve para ocupar espacio en los medios, haciéndose lugar gracias a la propia relevancia, sea por lo disruptivo o sea por lo polémico.
En el contexto de fuerte crisis económica en el que tienen lugar los primeros meses de gobierno, puede decirse que Milei y compañía vienen logrando encauzar la agenda pública según sus intereses.
Una pieza central en la comunicación del gobierno son las conferencias de prensa del vocero presidencial, Manuel Adorni. A menudo estas reservan una declaración saliente, de modo de que esa sea la noticia de la mañana, y no otra. El cierre del INADI, anunciado el jueves pasado, va en esa línea. La dinámica observada es que en general los temas surgidos de la conferencia de Adorni ocupan la mitad del día, mientras que hacia el final de la tarde o por la noche tienen lugar otros acontecimientos y declaraciones, muchas veces con el propio presidente como mensajero.
El gobierno viene alimentando a su electorado por medio de políticas simbólicas que atienden a sus preferencias ideológicas y de valores. En cambio, la comunicación concreta, aquella que tiene que ver con las condiciones materiales, viene naturalmente rezagada. Esto es habitual en todo gobierno. En los inicios, la comunicación simbólica y discursiva viene por delante de los logros de gestión. Luego viene el tiempo de los resultados concretos y, ya hacia el final del mandato, lo simbólico siempre tiene que estar acompasado con lo concreto. De modo que es natural que hoy Javier Milei “diga más de lo que hace”.
El actual gobierno resulta ser bastante efectivo a la hora de instalar temas en la opinión pública y operar sobre la definición de la agenda mediática: se comienza noticiando el ataque a artistas y se termina debatiendo la importancia del fomento artístico y el pago de cachet en los festivales públicos.
El gobierno también es efectivo instalando sus encuadres, es decir la perspectiva desde la que se abordan los temas: el cierre del INADI no es en contra de ninguna minoría, sino en favor de la libertad de expresión. Y lo que la opinión pública termina debatiendo es si el encuadre del gobierno es el correcto o no.
Esto último se vincula con la teoría de George Lakoff, que desarrolló la noción de los “marcos conceptuales”. Según Lakoff, el lenguaje activa determinados marcos conceptuales dentro de los cuales las personas interpretan el significado de los hechos. La repetición de conceptos, consignas y frases, incluso cuando es para cuestionarlas, termina reforzando el marco conceptual aludido. Lakoff cita en su libro el ejemplo del presidente estadounidense Richard Nixon, que en medio del escándalo de Watergate sostuvo “no soy un delincuente”, frase que no hizo más que activar determinado marco conceptual negativo y asociarlo con su figura.
Es decir: en vez de negar, la activación del marco termina reforzando aquello que se quiere negar. De esa forma, cuando desde el gobierno se realiza alguna declaración polémica o disruptiva, cada vez que se lo sale a negar se termina reforzando el marco conceptual y la idea que se quiere atacar.
Hasta el momento, a creación de factoides que desvían la atención, la instalación de temas, la imposición de encuadres y la activación de marcos conceptuales vienen siendo técnicas por medio de las cuales el gobierno de Javier Milei ha logrado manejar eficazmente la agenda pública.