Milei en el Congreso: más polarización con la casta y la construcción de poder introversa
La principal fortaleza de Javier Milei es Javier Milei. ¿Qué significa esto? Significa que hoy por hoy el libertario goza de una buena imagen y un buen nivel de aprobación social, mientras que en simultáneo no ha ampliado su poder mucho más allá de su propia -y pequeña- fuerza política. El poder de Milei pasa por su buena imagen.
Por supuesto, se trata del presidente de la República y ello de por sí conlleva el poder institucional más importante del país. Pero el poder no es solo la birome (la historia reciente debería haberlo dejado bien en claro). El poder, en el plano político/institucional, se amplía con alianzas y acuerdos con otras fuerzas y con el crecimiento de la propia fuerza política.
Javier Milei eligió el camino de la confrontación, incluso con aquellos que bien podrían ser sus aliados. El caso del peronismo cordobés es uno de los más paradigmáticos. El respaldo velado de Juan Schiaretti en la segunda vuelta y el desembarco de funcionarios de ese espacio en el Gobierno prenunciaban una alianza de peso que lo hubiera nutrido políticamente.
La foto de la actualidad es otra. Por lo menos por ahora, su construcción de poder está volcada sobre sí mismo; no vierte sus esfuerzos en construir alianzas, sino en reforzar su propia imagen de anticasta. Por eso es una construcción de poder introversa. La fortaleza gubernamental está en el ethos de Milei.
En este contexto, este viernes el presidente brindará uno de los discursos más importantes del año. Lo hará en la arena más compleja que tiene por delante: el Congreso de la Nación. Su estrategia posiblemente será la de reforzar el clivaje casta/anticasta, ni más ni menos que en la casa de la casta. Después de todo, el Congreso “es un nido de ratas”, como dijo él mismo.
En ese enfrentamiento con la casta, que como hemos visto se da en términos de matar o morir, Milei tiene una enorme ventaja: Javier Milei. Su imagen es de las mejores del país entre los políticos con proyección nacional. Si se mira más de cerca, la sociedad percibe en él atributos positivos y otros negativos, naturalmente. Entre los negativos se ha instalado desde que es Gobierno la idea de lo insensible. Este miércoles en el programa A Dos Voces, por TN, la diputada de La Libertad Avanza, Juliana Santillán, llegó a expresar que “es mentira que el presidente sea insensible frente a lo social”. No pienses en un elefante, diría George Lakoff.
Pero entre los atributos positivos se destaca la honestidad del presidente. El presidente cuenta con ese capital, de ser visto como un hombre honesto, y se trata de una de las fortalezas más importantes de su figura. Y, siendo que su figura es crucial en un gobierno personalista como el suyo, no es exagerado decir que la honestidad es uno de los principales puntos fuertes del gobierno.
La honestidad aparece como distintivo ante la casta, el nido de ratas y la corrupción de “los mismos de siempre”. El discurso anticasta hace anclaje en la honestidad. Por supuesto, hay una utilización pragmática del adjetivo casta; desde el momento en que pasan a ser aliados, dejan de ser casta. Eso se vio con claridad ya en el abrazo Bullrich/Milei post primera vuelta y los gestos de esa semana hacia otras fuerzas. Pero a la larga, la ampliación político partidaria terminó siendo muy corta. Al menos por ahora.
Todo esto lleva a pensar que el presidente continuará con la confrontación casta/anticasta, incluyendo el discurso de apertura de sesiones. “El modelo empobrecedor” de la casta será uno de los temas. Pero si de tópicos hablamos, la corrupción aparece como uno ineludible a la hora de trazar una divisoria de aguas entre los honestos y los deshonestos, entre el pueblo y la casta. ¿Profundizará Milei el enfrentamiento de la mano de denuncias de corrupción y malversación?¿Llevará estos temas a su discurso ante la Asamblea Legislativa? Viendo el panorama, parece probable.
Si es suficiente o no la estrategia de ir contra la casta es otra historia. Puede que hoy alcance y mañana no. Puede incluso que el día de mañana los atributos demandados por parte de la ciudadanía sean otros, y la honestidad pase a un segundo plano. Pero todo indica que hoy por hoy el presidente considera suficiente el alcance de sus decretos para implementar las reformas económicas que desea, prescindiendo así del Congreso y teniendo las manos libres para profundizar la polarización con la casta. Posiblemente sea mucho de eso lo que veamos este viernes a la noche en el prime time.