El arte de la consultoría política
Pocas actividades son tan complejas y demandantes como la política. Un político debe encarar las tareas de negociación y armado político, formulación e implementación de políticas públicas, debe llevar adelante tareas de legislación, tener conocimiento de economía, debe estar en contacto lo más cercano posible de la gente, preparar discursos, salidas en medios y conferencias de prensa, estar al corriente de las noticias y de las principales tendencias de cambio en la sociedad. Y hacer todo eso de la mejor manera posible.
Por supuesto, la política está lejos de ser una actividad solitaria. Toda la actividad -o casi toda- se realiza en equipo. Por eso, una de las claves del éxito en política está en la formación de buenos equipos de trabajo.
Y si de equipos hablamos, no podemos dejar de mencionar a una figura cada vez más necesaria en esta actividad hiperdemandante: el consultor político. Los consultores no forman parte del staff permanente de los políticos, pero sí son una pieza importante del trabajo en equipo que requiere la política.
El consultor político asesora, implementa y supervisa una serie bastante diversa de actividades. Una de las ramas más destacadas de la consultoría política es la de comunicación política en campañas electorales, la vedette de la consultoría. Las campañas tienen vértigo, épica y son el centro de atención de analistas y medios de comunicación. Por eso cuando se habla de consultoría suelen llevarse el grueso de la atención.
Pero las campañas electorales no son la única tarea dentro de la consultoría. Una hermana de ésta, a la que se le presta menos atención pero que es para nada menos importante, es la comunicación de gobierno. Mientras que las campañas duran un período acotado de tiempo, la gestión dura años. Una es carrera de cien metros; la otra, maratón de largo aliento.
La comunicación gubernamental es central en la gestión. La constancia y la profesionalización de la comunicación a la larga terminan marcando una diferencia enorme. No se trata simplemente de comunicar las acciones de gobierno, sino de construir legitimidad frente a la ciudadanía a partir de la comunicación. La legitimidad o no de los gobiernos se traduce en definitiva en mayor o menor poder de estos.
Si, como suele decirse, la mejor campaña es una buena gestión; entonces, apostar a una buena comunicación de gobierno es una gran decisión. La consultoría especializada puede marcar la diferencia.
Otra rama importante y que al igual que la comunicación de campaña suele llevarse muchos flashes es la investigación de opinión pública. La imagen de los políticos, la intención de voto y la distribución de la opinión sobre determinados temas son un GPS necesario para la política. Las investigaciones cualitativas -especialmente focus groups- también son fundamentales, aunque recién ahora comienzan a aparecer en los medios de comunicación.
La aparición de las redes sociales y de todo el ecosistema digital en general ha dado lugar a la aparición de consultores especializados. El posicionamiento en el ecosistema digital requiere de tiempo, motivo por el cual es importante la inversión en este tipo de recursos con antelación a las campañas electorales.
Un error repetido por parte de la política es acordarse de las redes exclusivamente en los años electorales. Las redes requieren persistencia y tiempo. Como el agua que va horadando la piedra con el paso del tiempo, así funciona el posicionamiento en redes sociales.
Otras ramas de la asesoría política son la legislativa, con consultores especializados en legislación, en la dinámica y negociación parlamentaria. También los consultores especializados en políticas públicas con conocimientos de temas específicos y expertise, quienes llevan adelante tareas de investigación, diagnóstico, formulación de proyectos y seguimiento.
Independientemente de en qué rama se desempeñe o si es un todoterreno, el consultor político tiene dos grandes grupos de tareas para realizar.
Una primera parte es estudiar la situación, investigar, analizar, y a partir de ahí diagnosticar. Pero esa es solo una parte de la cuestión. Lo más importante es, en base a ese diagnóstico, proponer acciones concretas para el cliente, diseñarlas y hacer el seguimiento correspondiente.
Ese segundo grupo de tareas, las que tienen que ver con proponer y en parte ejecutar, son las más importantes. El consultor político propone, forma parte de la ejecución y supervisa el curso de acción. Eso lo diferencia de un analista o un mero comentarista político.
Un requisito de la consultoría política es tener siempre presente que el protagonista es el político al que se asesora, y nunca el consultor. El consultor puede tener un perfil relativamente alto en medios y redes sociales, pero de manera independiente y no asociado a sus clientes.
El consultor político debe tener presente que el éxito es siempre mérito del político, y los fracasos, responsabilidad del consultor. En definitiva, el cliente siempre tiene la razón.
Pocas, o tal vez ninguna actividad, sea tan compleja como la política. Y uno de los secretos del éxito político está en la formación de equipos. Por eso la consultoría política, con su conocimiento y expertise especializado se destaca cada vez más en el quehacer político.