Presupuesto 2025: Qué buscó Milei con el acto y qué se llevó
Disruptivo hasta en los detalles, Milei hizo lo que nunca se había hecho: ir al Congreso para presentar el proyecto de presupuesto y transmitirlo por cadena nacional. ¿Qué buscó Milei con semejante puesta en escena? ¿Qué se puede analizar del acto?¿Cuál fue el saldo de la jugada?
Milei dio dos razones para presentar el proyecto de la ley de leyes en persona. Primero, dijo, por ser economista. Segundo, y más relevante, por lo innovador del enfoque del presupuesto 2025. El presupuesto “más radicalmente distinto de nuestra historia”, según afirmó. Todo muy al estilo Milei: personalismo -porque fue una indiscutible escenificación de liderazgo- y a todo o nada que caracteriza a su gobierno.
Ciertamente, el hecho de que sea el propio presidente quien presente el presupuesto jerarquiza la intención del gobierno. La intención de mantener a raya al déficit y, para nada menor, de garantizar el pago de compromisos. Con la lógica que anunció el gobierno, no importa cómo esté la situación económica, siempre estará garantizado un excedente para el pago de deuda pública.
Dicho en criollo: el déficit cero no se negocia y la deuda se paga a como dé lugar. Lo segundo es lo más importante en este momento. Entra en escena entonces el gran destinatario del discurso: el Fondo Monetario Internacional. “(…) Argentina, producto de ser el mayor defaulteador serial del mundo, no tiene acceso al crédito. Por ahora”. Ese “por ahora” lo dejó bien marcado en lo que quizás sea toda una declaración de intenciones.
Con toda la simbología y la liturgia de la Presidencia de la República, bastón, banda, alfombra roja, saludos de rigor, edecán a su lado, megaoperativo de seguridad, etc. que vienen a reforzar, como también ya es habitual en los actos de Milei, la autoridad presidencial. Al menos en el plano simbólico.
En lo discursivo la gran novedad fue la introducción del concepto de “gestión”. Incluso realizó lo que en retórica se conoce como anáfora, una serie de frases que comenzaron con esa misma palabra, gestión. “(…) no me deja llamar la atención que dirigentes de todos los colores y banderas nos acusen tan seguido de no tener gestión. Para luego enumerar sus logros de gestión con la referida anáfora. Palos para Macri, sin mencionarlo.
¿Cuál fue el saldo de la jugada de ir al Congreso para presentar el presupuesto? La respuesta definitiva vendrá con la jornada bursátil y financiera de este lunes, y quizás de toda la primera mitad de la semana. Ahí estaba el gran destinatario del discurso. Hay que ver cómo reaccionan los mercados para ver qué tan bien estuvo el discurso.
No obstante es posible sacar conclusiones en un par de direcciones. Primero, la política le dio la espalda. El recinto estaba semivacío y hubo pocas figuras opositoras. Para colmo los propios no acompañaron con entusiasmo. Eso fue palpable sobre todo en la primera mitad del discurso: aplausos pesados, casi que cansados, rostros serios y adustos. Fue como si al oficialismo se le hubiese olvidado la importancia de la gestualidad.
Hay una palabra para definir lo que sucedió: aburrimiento. Hace tiempo que Milei es aburrido. Desde la época del balotaje, cuando procuró evitar exabruptos ya sea en las entrevistas o sea en el debate. Pasados nueve meses de gobierno, se extraña al Milei eufórico. O quizás no se lo extraña.
Quizás no se lo extraña, porque el gran dato de la noche fue el desplome del rating en los canales de aire cuando comenzó el discurso. A las 20h todos los canales de aire sumaban, sin cadena nacional, 15,9 puntos. A las 21 pasaron a medir 3,8 puntos, con cadena. Milei no generó interés.
Este último punto hay que conectarlo con lo que muestra la última encuesta de Zuban Córdoba, publicada unas horas antes del discurso. Los encuestadores sometieron diez frases del presidente al escrutinio de los entrevistados, con las opciones “es verdad” o “es mentira”. La que más adhesiones tuvo es “estamos arrasando con la inseguridad”, con apenas 27% de “verdad” y un abultado 62% que lo considera “mentira”. Esa fue la mejor rankeada. De ahí para abajo. La credibilidad del presidente en rojo.
Y si bien la misma encuesta, y otras, muestran una caída de la imagen presidencial, lo cierto es que hay relativa estabilidad, sin cambios abruptos y un desgaste natural dentro de las circunstancias y habida cuenta del ajuste. El desafío es hacia adelante. El proyecto propone un crecimiento del 5% para 2025, y una inflación mensual en promedio del 1,4%.
Por último. Más allá de las novedades que trajo el discurso («blindaje fiscal”, mala elección de palabras) relativas al presupuesto, lo cierto es que un porcentaje enorme del discurso sigue siendo el mismo de la campaña electoral, hace más de un año ya. El discurso no cambió, pero la realidad ya es significativamente otra. Esa incipiente desconexión del discurso con la realidad puede convertirse en EL problema el día de mañana.