Segmento joven: otakus, swifties y fans de BTS golpean la fortaleza de Milei
Es sabido que Javier Milei y La Libertad Avanza tienen una de sus fortalezas electorales en el segmento joven, más específicamente entre los varones jóvenes. Por eso, los recientes posicionamientos públicos de las comunidades de otakus (fans del anime y los mangas), las swifties (fans de Tylor Swift) y las fanbases argentinas del grupo de K-pop BTS son una novedad que no se puede pasar por alto a la hora de analizar los movimientos del electorado de cara al balotaje.
En este 2023, la gran novedad electoral es Javier Milei, y eso atrajo a los votantes más jóvenes. Todo en el libertario es novedad, desde la estética hasta las propuestas. Sin dudas también el discurso contra la casta (sí, popularizando el término, innovando también ahí) que vino a dinamitar la grieta. La penetración en el público joven sin dudas tiene que ver con esas novedades, con lo disruptivo de su forma de hacer política y con una figura, la de Milei, que parece ser de una naturaleza propia las redes sociales. Histrionismo y polarización 2.0.
La omnipresencia de las redes sociales ha multiplicado los contactos y las interacciones sociales: ya no tenemos grupos de pertenencia que obedecen solo al contacto cara a cara, hoy gran parte de las comunidades a las que pertenecemos existen en el plano digital. La rápida diseminación y auge de las ideas liberales y libertarias en nuestro país tal vez no sería posible si no fuese por internet.
Pero es también en el plano digital donde las comunidades culturales que se han expresado recientemente contra el liberatario tienen su fuerte. Estas expresiones de jóvenes nativos digitales vieron un poco a romper la idea de que La Libertad Avanza está a sus anchas en el segmento joven. Los posicionamientos tuvieron la característica de ser -o al menos mostrarse- completamente horizontales. No hay bajada de línea, sino que son los mismos miembros de las comunidades que se expresan.
El fenómeno Milei tuvo una perfecta dinámica de ola entre las PASO y las generales. Después del 13 de agosto quedó colocado como el líder en la carrera electoral, el hombre sensación y proyectado como muy probable futuro presidente. Esa ola de opinión pública, ese momentum Milei, llegó a la rompiente en las generales. Hoy estamos asistiendo a una resaca de la ola, el movimiento inverso del fenómeno pos PASO, e incluso una posible espiral de silencio: al día de hoy el votante de Milei ya no se manifiesta abiertamente como luego de las primarias.
Si bien hoy los desaciertos de la estrategia mileista desmoralizan a los propios, esto está sucediendo a tres largas semanas de las elecciones. Por lo tanto, es posible que Milei se recupere, retome una agenda propia y propositiva y vuelva a generar un clima más favorable a su candidatura. Además, el silencio de los propios no equivale a que no lo vayan a votar.
Las manifestaciones en contra de los otakus, las swifties y los fans de BTS vienen en el peor momento de Milei, pero no eran esperables. Milei había tenido hace algunos años una aparición en un evento de otakus, al que incluso fue disfrazado de “superhéroe anarcocapitalista”. Nada hacía pensar que la comunidad de otakus se fuera a pronunciar en contra de su candidatura. En el caso de los fans del grupo koreano BTS el disparador fue un viejo post de la candidata a vicepresidenta, Victoria Villarruel. El caso de las seguidoras de Taylor Swift sí que no es sorpresivo porque la artista estadounidense tiene una posición política definida y ha tenido sus encontronazos con el expresidente Donald Trump.
Y he de aquí que vale la pena detenerse a hacer una breve comparación con el caso estadounidense y la polarización de aquel país. Allá la polarización tomó la forma de estados costeros, más liberales culturalmente y progresistas, versus estados del interior profundo, más conservadores. La América profunda, como la llaman. Esto no es algo nuevo, pero quedó más marcado desde la aparición del Tea Party en 2008 y la presidencia del demócrata Barack Obama.
De ahí que el apoyo del mundo cultural con epicentro en los estados costeros (Hollywood, por ejemplo) nunca tuvo costo para Donal Trump. Al contrario, siempre reforzó su polarización contra los sectores liberales.
Pero en la Argentina la polarización no tiene una divisoria nítida en el terreno cultural entre progresistas y liberales. Por lo tanto, el posicionamiento público de estas comunidades no es directamente capitalizable por Milei, como sí lo fue para Trump con cada uno de los grandes artistas, intelectuales y periodistas que se posicionó en contra.
Por otra parte, la expresión en contra de los segmentos jóvenes no es una buena noticia para el libertario. Primero porque se había instalado la idea de que “los jóvenes votan a Milei”, algo que va quedando desterrado. Segundo, porque la juventud está cargada de atributos positivos, y es siempre un aliado potente para cualquier campaña electoral.
No es fácil determinar qué empuje electoral tendrán los posicionamientos públicos de estas comunidades. Pero en una campaña electoral, en donde la disputa es día a día y hay que evaluar el saldo de las acciones cada 24 hs, se puede decir que esas pequeñas manifestaciones de rechazo público hay que ponerlas en el debe de Javier Milei.