¿Puede el debate ser decisivo para el balotaje?
Es conocido que si bien los debates generan mucha expectativa en los procesos electorales, en tanto son una instancia en que los candidatos se enfrentan cara a cara para confrontar sus propuestas, en verdad no suelen tener un gran impacto en el cambio de las preferencias de los votantes. Los debates más bien refuerzan las preferencias preexistentes por medio de los sesgos cognitivos, y así cada uno ve a “su” candidato como ganador.
No obstante, si bien esa regla aplica al grueso de los electores, hay segmentos que son abiertamente más receptivos a lo que sucede en los debates. Desde luego, los indecisos están en ese grupo. En segundo lugar, en este balotaje son decisivos parte de los votantes de las fuerzas que no pasaron de las generales. Hoy el voto más disputado es el del votante de Juan Schiaretti, que obtuvo un 7%, 1,7 millones de votos, con un perfil de elector más cercano a la mitad de camino entre Milei y Massa.
Este debate de segunda vuelta tendrá un formato diferente, ofreciendo la posibilidad de muchos más cruces. Luego del minuto de presentación para cada candidato, los ejes temáticos serán de 12 minutos, en donde cada uno tendrá para hablar hasta 6 minutos, administrando su tiempo libremente. En teoría, el uso de la palabra comienza cuando el otro deja de hablar. En teoría.
El nuevo formato, en donde además los candidatos se podrán mover libremente en el escenario, exige una performance mucho mejor. Habrá necesariamente lugar para la improvisación, los guiones no podrán ser seguidos al pie de la letra y las interpelaciones de uno y otro serán directas y sin la posibilidad de evadir la respuesta que sí ofrece el formato de intervenciones rígido.
Una de las claves del desempeño en el debate va a estar en la capacidad de hacer preguntas que arrinconen al adversario, o su contracara, la capacidad de salir bien parado ante las preguntas punzantes. Lo que no deben perder de vista los candidatos es que el verdadero interlocutor es el que está del otro lado de la(s) pantalla(s). Hoy los votantes están cansados de ver a los políticos pelearse, sobre todo aquel votante que puede ser decisivo.
El hecho de que en algunos momentos puedan estar lado a lado va a ofrecer una imagen de ambos en donde podrán verse contrastes en el lenguaje corporal. Ahí el ojo de la fotografía puede capturar e inmortalizar contrastes. Otros detalles escapan a la performance de los candidatos, como los planos que haga el director de cámaras o incluso cómo las pequeñas diferencias de altura y contextura física -que lo favorecen muy levemente a Sergio Massa- sean reflejadas por las cámaras.
El formato ofrece más riesgos, y esos riesgos son muy parecidos a lo que quedó como saldo del debate de candidatos a vicepresidentes entre Agustín Rossi y Victoria Villarruel. En tanto el candidato de Unión por la Patria por momentos no tuvo respuestas a los cuestionamientos de la Villarruel, tuvo pocas respuestas lúcidas y se lo vio atropellado, la vice de Milei se excedió en temperamento y pisó el palito con la reivindicación al genocida Amelong, algo que dio que hablar en el post debate.
En el caso de Massa y Milei los riesgos son similares. La falta de respuestas de uno, sobre todo considerando su rol de ministro de Economía del 140% de inflación anual, entre otras debilidades de la gestión, y la posibilidad de salirse del eje del otro, con riesgo además de reivindicar algunas de sus propuestas extremas, justo ahora que la alianza con Macri-Bullrich busca moderarlo.
El formato flexible abre la puerta a muchas más posibilidades (riesgos) de momentos trascendentes. Esos que repercuten luego del debate y quedan grabados en la memoria de la gente. No solo las frases efectivas. Sobre todo los errores.
¿Tendrá este debate una gran audiencia como viene sucediendo? Esa cuestión es central, en tanto los debates suelen ser instancias en las que las campañas llegan a una audiencia muy amplia. Pero tan o más importante que el debate en sí es la repercusión posterior tanto en medios de comunicación tradicionales como en redes sociales. Ese post debate en donde los goles cuentan, pero los goles en contra valen doble. Y son precisamente esos goles que valen doble los que pueden marcar una diferencia e inclinar la cancha en este debate de un balotaje que sin lugar a dudas será muy ajustado.